El libro de los condenados by Charles Fort

El libro de los condenados by Charles Fort

autor:Charles Fort [Fort, Charles]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1919-01-01T05:00:00+00:00


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Uno de los más extraordinarios fenómenos o pretendidos fenómenos de la investigación psíquica, o de la pretendida investigación psíquica (puesto que, en la cuasi-existencia, no existe verdadera investigación sino solamente simples aproximaciones de investigación, continuas a la decencia y a los prejuicios), son los «Tiros de piedras».

Se atribuyen a los poltergeistas, a los espíritus perniciosos.

Dichos poltergeistas no encajan en mi cuasi-sistema actual, que pretende organizar y clasificar todos los datos rechazados de los fenómenos de fuerzas extratelúricas, expresados en términos físicos. Los considero, pues, como dañinos, ilusorios, discordantes o absurdos, epítetos que atribuyo a diferentes aspectos de lo inasimilable. Pero no los niego, puesto que supongo que un día, cuando nos sintamos más ilustrados, cuando hayamos acrecentado la esfera de nuestras credulidades u obtenido cierto incremento de ignorancia que se llama conocimiento, podrán convertirse en asimilables. Los poltergeistas serán tan verosímiles como los árboles, se asimilarán a una fuerza dominante, a un sistema o a un cuerpo mayor de pensamiento, es decir, a la hipnosis y a la ilusión por supuesto, pero desarrollarán, imagino, una aproximación siempre mayor a la realidad. Por el momento, me parecen absurdos o perjudiciales, proporcionalmente a su inasimilabilidad actual, atemperada de todos modos por el factor de su posible asimilabilidad en el futuro.

Menciono a los poltergeistas porque algunos de mis datos, o de mis pretendidos datos, coinciden con los suyos. Se han arrojado piedras, o han caído piedras, desde una fuente invisible e indetectable, sobre un espacio restringido.

«En la tarde del jueves[251], desde las cuatro hasta las siete y media, las casas del 56 y del 58 de Reverdy Road, en Bermondsey, fueron bombardeadas por piedras y otros proyectiles de origen desconocido. Dos niños resultaron heridos, todas las ventanas rotas, y varios enseres domésticos completamente destruidos. Pese a que se reunió en dicho sector una fuerte concentración de policías, nadie pudo determinar desde qué dirección habían sido lanzadas las piedras».

La mención de «otros proyectiles» es razonablemente burlona. Si implica la caída de latas de conserva y zapatos viejos, y si su procedencia permanece en el misterio porque nadie ha pensado en levantar sus ojos al cielo, nuestro provincialismo irá vivamente en disminución.

En la vivienda de Mr. Charton[252], en Sutton Courthouse, Sutton Lane, Chiswick, varias ventanas fueron destrozadas «por algún agente misterioso». No se logró encontrar jamás al culpable. El edificio estaba aislado de toda vecindad y rodeado de elevados muros. Fue llamada la policía. Dos constables, asistidos por varios inquilinos, montaron guardia, sin impedir que los vidrios continuaran rompiéndose «delante y detrás de la casa a la vez».

Algunas islas flotantes se estacionan a menudo en el Supermar de los Sargazos, siendo, a veces, afectadas por perturbaciones atmosféricas que provocan la caída de diferentes objetos en determinadas zonas terrestres. Sostengo que de las playas que jalonan las islas flotantes del Supermar de los Sargazos caen algunas veces guijarros.

En Wolverhampton, Inglaterra, en el mes de junio de 1860, después de una violenta tormenta, cayeron tal cantidad de pequeños guijarros que fue preciso retirarlos con palas[253]. Un gran



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